POÉTICA DE BOLSILLO
TRES VOCES, TRES EXPERIENCIAS
El búho mira hacia uno y otro lado girando sigilosamente su emplumado cuello de búho viejo intentando reconocer en la negrura de la noche algún que otro objeto reconocible diferente a la cambiante esfera lunar compañera eterna de su perpleja mirada bifronte.
Desde el árbol en el que ejecuta sus rítmicos parpadeos miopes le parece reconocer entre otros aquel en el cual pasó tantas noches de similares lunas apostado silenciosamente a la espera de atrapar alguna esperanza que aliviara su estómago vacío de felicidad, ahíto de desesperaciones.
El búho viejo, sabio y tímido como és, refrena el impulso de volar porque sabe que las ramas de aquel árbol ya no le pertenecen y en él ya no existe si no tan solo el hueco de sus antíguas esperanzas.
Es cuando el búho publica su queja que se oye en la soledad oscura del bosque la voz de un niño: "Mira papá, se oye el canto de un búho" y el guardabosques le responde "No es un canto hijo, es que nos dice que ya es hora de volver a casa. Vamos".