lunes, 25 de octubre de 2010

POÉTICA DE BOLSILLO
DUERMEVELA
Palamedes Sousa sintió los azotes que la Literatura le dió aquella noche del 24 de Octubre en la que no pudo dormir a causa de los transparentes y bellos párrafos que inundaban su duermevela. No era la primera vez que ocurría pero en esta ocasión tuvo que revolverse muchas veces entre las sábanas hasta aceptar que aquel látigo le sacaría de la cama y obedeciendo con pereza y un poquito de esperanza de gustarle a quien le despertaba se puso el pantalón de suave tela blanca para andar por casa y se acercó al teclado de un ordenador que sospechosamente, le esperaba en marcha.

Palamedes sabiendo que si estaba despierto a esas horas marginales era porque la Literatura le había espabilado el sueño, tenía el problema de hilvanar todas las fragmentarias ideas de las que estaba poseído. Centenares de ideas que podría expresar en pequeñas colecciones de versos pues por su experiencia sabía que le seria fácil hilvanarlos y sin embargo...¿Como podría darles la estructura de un relato extenso, conexo y atractivo? ¿Como detectaría el factor común de todas ellas? ¿Cual era el propósito de género de aquella Literatura que le mantenía despierto? ¿Autobiografía? ¿Crítica social? ¿Intriga? ¿Relato romántico? ¿Epístola?. Sabemos que Palamedes aun no lo sabe.

¿Qué Literatura le azota impidiéndole dormir? ¿Leer o escribir? ¿Pensar o vivir? ¿Narrar o escuchar?. Tambien sabemos que no lo sabe.

Considerando que ya había dado suficientes muestras de sumisión a la Señora Literatura, Palamedes Sousa puso sus dudas en blanco sobre blanco, donde nadie pudiera leerlas, y después de acaricar sus doloridas nalgas, cerró el ordenador y se acostó con la esperanza de no ser molestado hasta la noche siguiente. Pide poco.

jueves, 7 de octubre de 2010

POÉTICA DE BOLSILLO
SI ACASO VALENCIA
Aquella ciudad en sus horas lunares
se ofrecía fértil de aventuras al pié de los pasos
que mi cuerpo daba en direcciones ignoradas,
alejándome todas de la perfecta habitación que me esperaba.

En el mapa de los territorios inexplorados de aquella ciudad
mis deseos paseaban más despiertos que yo mismo
y ella, acostumbrada a millones de seres tales como yo,
me seducía expertamente con sus neones de colores imposibles
y la melena húmeda de sus asfaltos negros
que desplegaba en calles llenas de futuros,
la muy puta.

Sentía el plomo de mis pasos, sentía el tambor de mi alma,
sentía la locura que me embargaba y también
la decisión de mirar cualquier mirada y escuchar cualquier palabra
y tocar lo que tocara.

La soledad debe ser algo así.

lunes, 4 de octubre de 2010

POÉTICA DE BOLSILLO
LA VIDA DE UN VIAJANTE
Aquella ciudad en sus horas lunares
se ofrecía fértil de aventuras al pié de los pasos
que mi cuerpo daba en direcciones ignoradas,
alejándome todas de la perfecta habitación que me esperaba.

En el mapa de los territorios inexplorados de aquella ciudad
mis deseos paseaban más despiertos que yo mismo
y ella, acostumbrada a millones de seres tales como yo,
me seducía expertamente con sus neones de colores imposibles
y la melena húmeda de sus asfaltos negros
que desplegaba en calles llenas de futuros,
la muy puta.

Sentía el plomo de mis pasos, sentía el tambor de mi alma,
sentía la locura que me embargaba y también
la decisión de mirar cualquier mirada y escuchar cualquier palabra
y tocar lo que tocara.

La soledad debe ser algo así.