jueves, 21 de junio de 2012


GANAS



Ganas de amar aquello que perderé bien pronto

mucho antes de lo que creo, en una ocasión

que, desde adulto, no me atrevo a considerar inesperada.



Ya no estarán conmigo las brisas,

las miradas de los vecinos,

entre ellos aquella que tú y yo sabemos,

los perros encantados con mis caricias,

sus rabos alegremente agitados

y el amor triste que acompaña,

la sangre fraternal derramada

en una marea inesperada

de olvido ,de desprecio, de ignorancia

que arrebató mi infancia y mis miradas

de las calles que corrí hace ya tantos años...



La arena mojada de una marea baja,

el teléfono que me acompaña,

la lluvia granizada que desde mi infancia cae

en mis desabrigados hombros de niño,

enamorado de una madre que no lo estaba.



Cuando me vaya dejaré tranquilos a los peces

que acosaba en las clarecientes madrugadas

de aquella playa, haciéndolo con estilo

tan solo con un cebo y una caña.



También te dejaré, seas quien hayas sido,

cuando mis átomos se incorporen al mundo,

saliendo el humo de mis rescoldos

colaborando al desastre climático

y las cenizas volando sobre las aguas de Baldaio

cuyas playas durarán cuatro mil quinientos millones de años.



Al final el Sol nos reunirá a todos en el olvido

cuando su propia vida confortable termine

y habremos sido irrelevantes para una Galaxia

acostumbrada a semejantes cataclismos.



Seas tú, cuando me leas, venerada

porque si algo de mi vida ha valido la pena

fue conocerte las múltiples facetas

de tu geometría variable: La compañera,

la puta, la madre, la amante,

la amiga exigente y también la implorante.



Como las nubes que cambian de forma,

si te tiendes entre el espliego y el trigo,

dejando que caiga la lluvia de los recuerdos

sobres tu pechos, sobre tu ombligo,

sobre tu memoria hasta el último momento,

hasta el olvido total, cuando ya

ni tú ni yo seremos nada,

puedes adelantarte a tus penas

porque habrás vivido.



Sabiendo todo esto, siento ganas de amar

todas aquellas pequeñas y grandes cosas

que suceden a través de mi cuerpo,

vista, oído, olfato, gusto y tacto,

como si él fuera el depositario

de la memoria de mis actos.
MODERNIDAD DE LA ESCATOLOGIA

"No tengo conciencia de haber hecho nada malo", dicen que dijo en su dimisión. Si la máxima autoridad judicial, el cuarto en el protocolo del estado, cree de verdad que pagar caprichos personales con dinero del estado no es nada malo me pregunto si me siento amparado por la Justicia y retóricamente me respondo que no. Creo que el Fiscal del Estado tampoco me ayudaría porque escurrió el bulto ante la urgencia de extraer semejante sanguijuela de las elevadas cumbres del Estado. Observo la modernidad del Marqués de Sade, pensaba que sus escritos relataban fantasías personales pero veo que hablaba de lo que sigue pasando.

¡Ay!, estaría escribiendo toda la tarde pero cedo mi lugar a los colegas del foro. Un saludo a todos.