martes, 25 de septiembre de 2012

OTOÑO

1 - Invierno Cuando somos niños, muy niños, vivamos en las condiciones que vivamos, nos gusta el invierno porque nuestras madres con sus olores y calores, nos arropan, nos protegen, nos manosean y acarician, nos calientan y nos confortan. Hablo de tí y de mí que podemos leer esto. Sé que hay niños que ni siquiera tienen eso pero en general, así es la infancia: Un permanente estado de soluciones térmicas, alimenticias, sonoras y afectivas que nuestras madres nos regalan. 2 - Primavera De pronto todo revienta en una explosión de vida que está dentro de tí y tambien fuera. Flores por todas partes. Los olores ya no son maternales, nuestras narices están perfectamente planificadas a la altura de los mirtos, de las retamas de moras, de la contemplación fascinada por la la perfección de una tela de araña, del zumbido de una abeja libando la corola de aquella flor tan roja con forma de campana. Algo se está cociendo dentro de ti, es la vida que surje porque una estrella ha decidido darte ese calor que comienzas a sentir, no solo en tu piel si no el que sientes dentro de ti. Y saltas, corres y gritas y llegas tarde a la mesa familiar y arrebolado pero sin ninguna culpa, les pides perdón a tus padres por la tardanza y comienzas a devorar el plato que tu madre te ha puesto en la mesa y su olor se mezcla para siempre en tu memoria con el de las flores, el zumbido de las abejas y algo que notaste en la entrepierna. 3 - Verano Aprendes a disfrutar de la sombra, de los rincones que buscas para aislarte y dar rienda suelta a tu imaginación, y las caricias ya no son las de tu madre. Cortas una rama de boj con la navaja que robaste a tu padre y haces una fusta para darte en las pantorrillas mientras comienzas a andar con aire autoritario por caminos que hasta entonces nunca habias explorado. 4 - Otoño La mayoría de los árboles cierran las persianas desatendiendo sus hojas que caen al suelo. Llueve de vez en cuando pero vuelves al camino donde encontraste aquella libertad y que, de por vida, será quien te dé calor en la aventura de descubrir el mundo. El próximo invierno, y los pocos que te esperan ya habrás aprendido que hay cuatro estaciones. Todas serán el escenario donde puedas reproducir las sensaciones que desde tu infancia te han acompañado. Serás un hombre si sigues siendo un niño.