martes, 29 de noviembre de 2011

CACERÍA

Es la hora de la noche cuando toda la floresta se agita con rumores de los ratoncitos escondiéndose al oír la batida de las alas del Duc que está volando con las garras de sus versos bien abiertas.

En el bosque se sabe que ese búho viejo siempre falla en sus vuelos y acaba desplumándose, por ejemplo, contra una encina a la sombra de una luna indiferente pero todos hacían la comedia de esconderse en sus cavernas como si en ello les fuese la vida.

“Eso de escaparnos corriendo hacia la cueva lo hacemos para que no se sienta ofendido”, le dice un ratón viejo a su nieto y prosigue, “No te la vas a creer pero se alimenta de los frutos de un árbol”.

El Duc volvió a su rama mientras la luna seguía mirando para otro lado y se despachó un madroño con suma delicia.
COMER ANTES DE LOS DIECISEIS AÑOS

Tengo hambre y nada me apetece,
ni siquiera tengo sed de agua
ni de vino lo cual es más raro.

Imagino alimentos que me
estimulen las glándulas salivares
y no acierto con ninguno.

A todo lo que imagino que me gustaría
le falta el escenario de los primeros
tiempos:

La asquerosa merluza en salsa verde
del comedor del cuartel de mi padre
y sus gritos por no comérmela.

El bacalao con garbanzos
que comíamos casi cada tres días
en la cocina de Santa Cecília.

Las empanadas de anguilas
en el comedor de mi abuela en el Inferniño,
me espantaban pues las había visto vivas.

El caldo gallego con las orejas
de un cerdo que había tenido nombre
en casa de mi madrina en Fajardo, me hacía sentir culpable.

Los callos llenando con su olor
toda la casa, se presentaban a la mesa de Coruña.
Los había olido toda la tarde y no podía más.

Los babosos mejillones cogidos por mi padrino
en el puente de la ría de Neda
me hacían vomitar.

Los pollos que en un caldero con agua caliente
mi tío desplumaba en Doniños
me quitaban el apetito para la cena de Navidad.

Y tantos otros alimentos
que no me gustaban pero
más tarde probé, solo y con dieciséis años...
la inolvidable ensaladilla rusa
del bar de la calle de la catedral
de Valladolid, el sabor de la libertad.
LO REAL

Sé que hay algo ahí fuera,
algo que nos afecta
y que no comprendemos,
perceptible por algún sentido
que no es ninguno de los cinco
con los que la naturaleza
nos ha dotado.

Hay algo que nos ignora,
que tiene la crueldad como divisa,
cuya característica es ignorarnos.

Levanto mi voz en la Nada
y declaro mi fin como humano
que vive y contempla
las formas del Universo
y, si tengo que morir,
moriré arrobado
por todo lo que está
fuera del alcance
de mi intelecto y que mi intuición sospecha:

Todo lo que ocurre es necesario
para que el Universo tenga sentido.
SOLILOQUIO SIN LA MUSA

Tiene sentido mi enfado
al saber que repasas mis versos
con displicencia cortesana,
incapaz de emocionarte,
pues desde el primero hasta el último
los escribí para ti y tan solo dices:
Sigue trabajando.

Cuando cazo una idea pura, escurridiza,
limpia, inocente, bella ,
soy tan primitivo como aquellos
que llevaban el corzo muerto
a la puerta de la caverna.

Si mis versos dieran pié
a largas conversaciones
los cocinaríamos a fuego suave
gozando de su posible gracia,
apagando con nuestras risas
las lámparas del alba y el ocaso.

No tiene sentido mi enfado,
ya no estás a mi lado.
CALLEJEANDO CON ARISTÓTELES

¿Cuando el mundo comenzó a interesarse en mí?
Cuando hacías siempre lo que querías.

¿Cuando descubrió que era una amenaza?
Cuando supo que tu risa era contagiosa.

¿Cuando los placeres de vivir fueron derogados?
Cuando percibiste el presente, el futuro y el pasado.

¿Cuando perdí la inocencia?
Cuando obedeciste la primera orden.

¿Cuando apareció la culpa desbaratándolo todo?
Cuando comenzaste a ejercitar la memoria.

¿Cuando entró la infelicidad en mí?
Cuando quisiste ser otro en vez de tu mismo

¿Cuando se acabará todo esto?
Cuando dejes de pasear.
PASEO

Salgo de mi y siento el aire
que limpia las miasmas que llevo
y me dice tu olor que has pasado cerca.

Percibo el remolino de tu existencia
y me dedico a buscar aquella calle,
para recordarte.

Vuelvo al portal de tu casa,
¡que dulce tormento!,
donde todavía flotan
los besos que nos dimos,
para dejarte en el buzón
estos versos anónimos
escritos mientras paseaba
y que ni siquiera sabrás
quién te los entrega,
o acaso sí, lo adivinas
y te apetece bajar al portal
con ellos en tus manos.
JACA

El día aquel fue necesario
que todos lo hubiéramos vivido.

Una romería de entusiasmo,
un goce gigantesco de amistad ,
pletórico de inocencia curiosa
que caminaba por sendas eróticas
de mirtos, espinos
y nubes de tormenta en lo alto.

Por la noche las polillas
nos imitaban copulando
mientras nosotros
íbamos creciendo.
CAZA NOCTURNA

El Duc no sabe dormir durante la noche,
escenario esférico, craneal,
saturado de fantasmas
que tropiezan entre ellos
como actores noveles
en el cabaret de la vida.

El Duc mira, gira el cuello,
calculando el ataque silencioso
que llevará a cabo
si algún pensamiento se manifiesta.

En su rama, la oscuridad es perfecta.

El Duc se ha decidido
y vuela silenciosamente hacia la idea,
alimento de las noches solitarias que le esperan.

El aire pesaba tanto como el silencio,
la oscuridad no tenía lazarillo
para su ciego vuelo de ortografía arabesca.

Un ratoncillo asustado
en forma de idea,
casi sin lamentarlo,
le entregó finalmente su futuro
con el que pretende alimentarse
muchas noches después de ésta.

En su rama, la oscuridad seguía siendo perfecta.
MADRID ERA UNA FIESTA

En un día tan significado como hoy
en el que has dado un capotazo saleroso
al toro que nos persigue desde que nacemos,
te tomamos como ejemplo torero en tu gracia, en tu arte innato,
en tu estilo castizo y garbo torero.

Citar, mandar y largar. Esa es la elemental filosofía
del toreo de la vida que tú dominas.

Puesto a echarte al albero una flor,
celebrando tu paseo sobre la muerte
te arrojo esta, de una purísima poesía:

(Giacomo Leopardi. Siete versos de su canto 24 )

"Todo pecho se alegra.
¿Cuándo tan dulce y grata
es como ahora la vida?.
Con tanto amor, el hombre,
¿cuándo se da a su estudio,
torna al trabajo, o nueva cosa emprende?
¿Cuándo se acuerda menos de sus males?"

¡Salud, MAESTRO!
CRIANDO MALVAS

Fechas que no alcanzaré,
mareas de nostalgias futuribles:

Marte nos espera,
la democracia fue superada,
tambien la malaria,
motos eléctricas para todos,
insípidos alimentos abundantes.
Vuelta a la naturaleza,
los camellos se pondrán de moda.

Internet implantada en la oreja,
detrás del pabellón auditivo
y ligarán por la calle
sin siquera mirar
con quien se van a acostar.

Pongamos 2059 cuando nuestros nietos
tengan 48 años habrá alguna foto nuestra
en su intranet a la cual accederán
con la simple voluntad del pensamiento
si es que la abuela le ha hablado de ti
y sienta nostalgia de saber de donde viene.

Estoy aquí tan a gusto...
viendo como son tal y como éramos
confiando en el futuro
y en un desplante fosforescente
gritaré: ¡Adelante, chavales!
TROTANDO

Sancho, sobre el rucio, no iba acertando con la pregunta que quería hacerle a Don Alonso y que le había atormentado aquella noche después de comprobar que las notas, escritas torpemente solo con el nombre de Teresa en los ganchos que a propósito había en la posada, habian desaparecido a la mañana siguiente.

- Señor, quisiera preguntarle una cosa que ha sucedido y tiene visos de encantamiento
- Dime Sancho, dijo el Quijote desde la altura de Rocinante.
- Pues la cosa es que había dejado unas fotos en Internet y, avergonzado de ellas, las borré porque "para vergüenzas, las ajenas" que decía el licenciado y no me pareció apropiado haber enseñado las mías, una vez que las vi expuestas.
- ¿A donde quieres ir a parar balandrón?. Veo que me quieres comprometer en una respuesta muy dificil
- Es que han vuelto a aparecer despues de haberlas borrado. A mi se me hace que es cosa de encantamiento. ¿Qué puedo hacer?
- Eres un penco Sancho. Una vez expones tus vergüenzas al mundo cualquiera puede gitanear con ellas intentando tapar las suyas. Sepas Sancho todos tenemos vergúenzas pero es ridícula la conducta de esparcirlas por el mundo. No te preocupes, al fin nadie sabrá de ti porque tan solo eres mi escudero. Yo velaré por la honra de los dos.

Y con eso Sancho se quedó tranquilo pues su Señor protegía su honra.
LA MOSCA ILUSTRADA

Últimamente acostumbro a cenar algo, casi siempre un par de emparedados de pan ligero, una loncha de queso suave y algún embutido. Fácil de masticar. Aún no me he acostumbrado a mis nuevos dientes implantados con garantía solo para tres años.

En ello estaba cuando se posó una mosca sobre lo que tenía en la mano y la espanté un poco asqueado. Al instante regresó y mi curiosidad hizo que la observara.

Le gustaba mas el queso fundido que el jamón. No deduje ninguna tesis religiosa, tan solo me mantuve en observación. Antes de atacar con su palpos otro rinconcito de queso se frotaba las patas delanteras, vamos sus manos, con la fruición del pobre que adelanta el placer de un banquete por fin caliente.

Pensé en que podía contaminar mi alimento que además le costaba obtener pues el queso cada vez estaba más frío y más espeso.

Cansado de espantarla cambié de estrategia y en una cucharilla puse agua con mucho azucar suponiendo que le seria más fácil alimentarse. Nada, me temo que no le gusta el agua.

Vueltas y vueltas daba alrededor de mi mano compitiendo conmigo por el bocadillo hasta que me cansé y alargué mi mano como lo haría con su lengua un camaleón pero erré la suerte y se me escapó.

Ahora está dando vueltas, mientras escribo, alrededor de mis manos que os teclean y se posa en mis dedos que la alejan con su movimiento pero vuelve y vuelve. Salta de mi mano al ratón, del ratón al móvil y retorna a mis manos. Es pesadísima pero ya no puedo matarla.

Me alegro de no haberla matado. Cuando la veía trabajando sus palpos sobre el queso, tan delicada, tan tiernamente adolescente, buscando su alimento, me acordé de mi hija.

Y entonces sentí la verdad de que esta mosquita pequeña, de alas plateadas, haya nacido justo cuando está entrando el invierno, tal como mi hija que me busca cuando el frío rodea su vida.
Ahora está en la pantalla, recorriéndola línea a línea como si supiera leer.

Hoy dormiré a gusto porque he visto un pequeño trozo de vida.
Ojalá mañana siga en la cocina, ojalá mi hija siga en mi vida.
LA FEINA DEL DUC

Quan tothom dorm
el duc mira i pensa,
dins la nit,
girant el coll,
els ulls oberts
i les orellas despertas.

No sempre encerta
quan vola silenciosament
sobre la presa.

A vagades s'en va
sensa res a les urpes
peró freqüentment
torna al seu niu
amb quelcom que l'alimenta:
Una frase, una idea.
ÀPAT

Estan totes mortes las cloïsses que m'empaso
obertas, oferin-me les seves valvas femenines,
la seva carn salada.

Quant abans feia poc que respiraban
en el aigüa de la gerra acristal·lada,
les vaig posar dins d'un altre aigüa escalfada.

L'arrós que les acompanya es el pretexte
d'una gana hipòcritament al·limentària
que justifiqua el meu crim,
d'animal que no mata amb els dents,
que cuina alló del que s'alimenta,
i canvía la violència en cultura culinaria.

Tot i aixó, l'arrós estaba bó.
Som besties humanes
cruelment civilitzades.
ASÍ LO VEO

Parte positiva

  • Cargo la lavadora con el debido cuidado de las prendas
  • La tiendo, me encanta ese momento en la terraza, la recojo
  • Hago la compra de los alimentos y la pago
  • Mantengo la internet de tu casa y la de tu hijo
  • Cocino cada día, cada día y también lavo los platos
  • Compro las pilas, los tornillos, las cosas que hacen falta y las instalo
  • Cuido de tu casa, la ventilo, cierro las persianas para que no afecten a tus aparatos
  • Disimulo mis vicios para no perturbarte
  • Hago la cama y la mía para que no las encuentres desordenadas
  • Atiendo tus recados de correos, de compras, de alimentos
  • Te considero la mujer de mi vida porque unes bondad e inteligencia
  • Me gusta que me recibas en tu casa y me des mis espacios de libertad
  • Me comprometo a atenderte, cosa que no deseo que pase, si me necesitas
  • Tu feminidad la veo día a día en la gran estética con la que configuras tu casa
  • Cuando estoy solo hablo tranquilamente contigo, cuando estamos juntos nos peleamos
  • Sigo queriendo el contacto de tu piel en la mía aunque me rompa un pié por visitarte
  • Me enseñas muchas cosas todavía y voy aprendiendo

Parte negativa

  • No limpio la casa como a ti te gusta tenerla limpiada. Yo no veo lo que ves tú
  • No tengo el cuerpo fuerte que necesitas
  • Casi nunca te acompaño en tus experiencias culturales
  • Me quejo mucho y te pongo limitaciones a tu actividad
  • Frecuentemente siento que tus quejas son tonterías
  • No soy elegante y no me visto así, soy desaliñado
  • Soy tímido e insociable, incluso un poco guarro y despreciable
  • No tengo voluntad para lo que es bueno y no me cuido demasiado
  • Soy bastante egoísta
  • Mi carácter polémico es poco conciliatorio
Conclusión

  • Mete todo esto en una batidora y tendremos zumo de amor por décadas.
  • Si nos separamos me muero en dos semanas
  • Si seguimos, seremos leyenda para nuestros hijos
AMISTAD

Nada como tú para que yo exista
pues me conoces y me confirmas
mucho más que yo mismo.

Mis idas y venidas,
mis entusiasmos y desánimos
los observas con mucha más templanza
de la que mí me es permitida
para saber lo que me pasa.

Tengo celos de las facultades
que tienes por ser el Otro:
El que me ve pasar
y que algún día explicará
mis trayectorias erráticas
sobre la pizarra del olvido
que tiende a borrarse sola.

Acepto tu presencia
y si quiero conocerme,
concluyo que lo mejor
es compartir contigo mis placeres
hermanándolos con los tuyos,
dejando el justo lugar
que le corresponden a las angustias.

Después de tantos años
he comprendido la fuente de la amistad:
El placer del conocimiento propio
que obtenemos mutuamente.

"¿Y para algo tan obvio
y ancestralmente conocido
has tenido que molestarte
en escribir estos imperfectos versos?",
me preguntas.

"Sí, para pensar seriamente en ti
y lo que tenemos entre las manos
y como lo manejamos", respondo.
NUESTROS HIJOS

¿Donde está la voz que los eleve
a mayores cotas de entusiasmo por la vida
si somos nosotros mismos los que hemos regado
las plantas de su esperanza con alcalinas lejías?

Siento su mirada asustada
girando su vista hacia nosotros esperando
algo en que apoyarse, algo que no sea
esa lucha permanente en la arena del mercado,
donde los hemos puesto a luchar a la intemperie
en un escenario desprovisto de burladeros.

Piden algo parecido a lo que sintieron
cuando estábamos todos embarazados
creando sus nuevas vidas y transitando
por avenidas de justicia, igualdad y entusiasmo.

Aquella felicidad de resolver un pasado
de ignorancia, crimen y violencia cotidiana
era nuestro ofrecimiento a sus vidas
pero al fin los hemos engañado
y lo que les dejamos es un escenario
de lucha egoísta, cada uno por su lado.

Algo incorrecto hemos hecho,
no solo los cabrones habituales,
y el mal se está cebando en ellos.

Espero que nos perdonen
aunque sea cuando ya no tenga remedio.
LEPISMA SACCHARINA

El pueblo, que es sabio sin saberlo,
te bautizó como 'pececillo de plata'
aunque en tu caso, los sabios profesionales
no te impusieron un nombre demasiado feo:
lepisma saccharina.
Ganaste el diminutivo por tu timidez.
La plata, por tu mercurial movimiento
con el que te escurres
cuando enciendo la luz del lavabo.
Reconoce que te gusta mi piel,
las escamas que voy dejando
después de pretender que un nuevo día
ha comenzado.
La verdad no sé si mi día será
muy diferente al tuyo
porque, leyendo, me he enterado
que también te gustan los libros
como a mí y dicen que a los dos
nos encanta devorarlos.
Envidio las gráciles antenas que adornan tu cuerpo
y te informan del mundo que te rodea.
Yo solo tengo dos ojos, una lengua,
dos orejas, una nariz y veinte dedos
en dos brazos y dos piernas.
Sientes mi presencia
sin saber que soy aquel que te molesta,
el que se presenta en tu vida
ignorando tu existencia y buscando mis pieles,
fatalmente has caido en la bañera.
Enciendo la luz, te pones nervioso
y más agua caliente de la que deseas