miércoles, 6 de junio de 2012

OCTAVA REAL DEDICADA AL HUMOR

¿Donde reside el sentido del humor?
¿En que víscera tiene su morada?

¿Cual es su esencia, su calidad mejor?
¿Quizá la del acero de la espada

clavándose en la tristeza, sin dolor,
provocando una feliz carcajada?.

Malentendidos hay cada momento
mas solo el humor los escampa al viento.
SONETO ROTO ( y ya van dos )

Para cuando me arrebate la Nada
preparo mi mochila, mi viaje.
Ligero sí, ligero mi equipaje
que, sin embargo, lleva tu mirada.

Caronte extiende su mano cansada
de tanto remar. Pide su peaje
y le entrego el recuerdo que me traje
de ti y de tu casa arrebatada;

Satisfecho yo también por esconder
en la mochila el color de tu pelo,
pasando de contrabando aquel placer

de ver eternamente tus mechones,
la gracia de un color que, enamorado,
disfrutaré mirando por eones.
PALAMEDES SOUSA Y LA TECNOLOGÍA

Algo de respeto sentía Palamedes Sousa
a lo largo de toda su experiencia cotidiana
hacia los seres y objetos que le reodeaban
... hasta el punto que cuando se afeitaba
decía salmos de despedida
a los pelos que de la barba se cortaba.

Le costaba desprenderse de la ropa vieja
de la ropa extremadamente usada
durante años pues aquellas prendas
más que nadie le habian acompañado
en contacto con su piel, las más íntimas,
y dándole apariencia en la sociedad
las más exteriores entre las que destacaban
los tres o cuatro pares de tirantes
que, a modo de jarcias, utilizaba.

Palamedes Sousa según su estado de ánimo
calzaba tirantes rosas, blancos,amarillos
y a veces de cuatro barras tornasoladas
elevando el confort de su prestancia
mientras, según fuera el día, se quedaba en casa
o paseaba.

Palamedes Sousa mientras caminaba,
fuera o dentro de su casa,
miraba donde ponía el pié,
evitando cualquier imprecisión
que alterara el orden de la vida
de la más humilde criatura
que a sus pisadas se arriesgara.

Ayer su sobrina le trajo un nuevo teléfono
y le llegó a demostrar la ventaja
de olvidarse del viejo.

Palamedes Sousa cuando con su sobrina estaba
la verdad es que disfrutó de los avances técnicos
que la nueva criatura metálica
en su casa entraba.

Mas cuando llegó la noche
y siguiendo los consejos de aquella dulce niña
comenzó a desmontar su viejo teléfono
pidiendo a cada paso perdón por las roturas
que según las normas de la seguridad
eran del todo imprescindibles,
no se sentia en modo alguno de alborada.

Palamedes Sousa es un animista
que a medida que desmonta su viejo teléfono
no puede evitar volver a encenderlo
a ver que cosas todavía recordaba
hasta que la máquina no dijo nada
y entonces, sin mirar a la nueva,
que seductoramente le esperaba,
sintió una pena profunda
una pena muy rara.