miércoles, 23 de junio de 2010

POÉTICA DE BOLSILLO
OBJETOS VOLANTES IDENTIFICADOS
Aquella tarde el cielo amenazaba lluvia y Álvaro no lloraba aunque estaba a punto de hacerlo. Ambos se contenían.

Las juveniles manos de Álvaro intervenían sobre su cuerpo en busca de una mínima felicidad. Satisfecho al fin, ejecutó el ritual del delincuente que borra sus huellas sintiendo un vacío que no supo identificar. Años más tarde sabría que era el sabor de los deseos satisfechos.

Tenía diecisiete años y le habían roto la oreja con un plato de porcelana barata en presencia de su madre y su hermana.

Álvaro había suspendido en sus estudios. Todos los Álvaros del mundo no eran conscientes de la enorme carga simbólica de crecimiento y progreso que representaban para sus padres. La inusitada violencia le sorprendió dejándole perplejo sin defensas ni siquiera para sentir rabia y sin oportunidad de defenderse.

El padre de Álvaro estaba acostumbrado a obedecer y aplicarse extremadamente en las tareas que le encomendaban gentes con galones más valorados que los que llevaba en su chaqueta de subalterno. Llegó a creer ingenuamente que los galones más coloridos y gruesos - no digamos ya las medallas - representaban la magnitud del valor, nobleza e inteligencia de quienes los poseían.

Ya por entonces las ciencias comenzaban a saber que del mantenimiento de esa creencia irreal - esfuerzo noble e ingénuo - provenía la rabia por él mismo desconocida.

Así que la trayectoria del plato con restos de lentejas estuvo matemáticamente determinada por la integral de las frustraciones de todos los presentes en aquella escena doméstica de un día lluvioso de Junio y se produjo la infausta colisión con la desprevenida oreja izquierda de Álvaro.

¿De que crees que va la vida, chaval?. Esa era la lección.

Sangrando por la oreja Álvaro entró en el pequeño cuarto de baño, cerró con pestillo y el cuento vuelve a comenzar.

martes, 15 de junio de 2010

POÉTICA DE BOLSILLO
BOSQUE LÁCTEO
Tengo 61 años y debería estar tranquilo, es más y lo és, me gustaría estarlo pero si nunca busqué un futuro debo aceptar que se presente sin condiciones impuestas, ni maneras a mi gusto. El futuro es medianamente educado pues cuando llega se descubre pero no pide permiso.

Tomemos las cosas tal como son y olvidémosnos de la infancia, no vaya a ponerme nervioso porque sienta que las amenazas se acercan susurrando entre ellas planes contra mí y que no me dejarán disfrutar ni si quiera de un pequeño y sensible tiempo libre de preocupaciones y dudas tenebrosas por última vez.

Es propio de los seres humanos sentir unas crueles risas lejanas cuando se interrogan a si mismos, su pequeño atisbo de realidad, eso es lo que ahora mismo estoy oyendo.

Y es que todo es una prueba actoral en un escenario cutre y mal iluminado donde somos rechazados sistemáticamente pués el jurado está presidido por la dama celosa en la que todos pensamos.

En una rama del árbol de las desesperaciones aquí me tenéis, espantando mis miedos con el canto nocturno del búho en el bosque lácteo de vuestras pantallas.