Se diría que la noche era estrellada
y en las primeras rocas el agua del mar se escurría
mientras el frío iba subiendo por mis piernas
y mis dedos casi no acertaban a formar los nudos
del anzuelo que anclaba a mi esperanza.
Lluvia, frío, pasión, noche oscura, rumor del mar,
rocas peligrosas
caña, plomo y cebo !Ahora!
Esperar, esperar, tensar la caña, sentir el fondo del mar
lamerse las gotas de lluvia, encender un pitillo en plena borrasca,
tensar, tensar, sentir la marea en la punta de la caña,
el ir y venir de las algas tirando engañosame
mientras el anzuelo se pregunta que hace allí
con una funda de carne en el fondo del mar..
A quince metros sobre el mar bronco,
salpimenta
me tenéis con los pies mojados bien fijos
sobre una roca que retiene el empuje de las olas
a las dos de la madrugada.
Pasan los astros, pasan las horas y pasan
aviones, satélites y pensamient
en el barreño del olvido donde residirán
los restos de lo que hemos sido.
Llegan las olas unas tras morir en las rocas
mientras las demás lo hacen en la playa
con menos teatro y más elegancia.
Un telegrama. En la caña un telegrama
de agitadas pulsiones, mi corazón se acompasa
con esa llamada y siento en mis manos
el destino de una belleza que he de capturar.
Miro a la Luna y calculo que son las cinco de la madrugada
la caña se dobla vibrando como un junco en la tormenta
y tiro tiro suavemente del sedal mientras lo voy enrollando
Pienso en los míos, en el orgullo de una buena caza,
algo muy primitivo me embarga y sigo tirando.
Entre la espuma del las olas del mar bronco
un pentágono blanco, un mosntruo marino,
ofrece a la luz de la Luna su vientre blanco
mientras las olas intentan arrebatárm