Para cuando me arrebate la Nada
preparo mi mochila, mi viaje.Ligero sí, ligero mi equipaje
que, sin embargo, lleva tu mirada.
Caronte extiende su mano cansada
de tanto remar. Pide su peajey le entrego el recuerdo que me traje
de ti y de tu casa arrebatada;
Satisfecho yo también por esconder
en la mochila el color de tu pelo,pasando de contrabando aquel placer
de ver eternamente tus mechones,
la gracia de un color que, enamorado,disfrutaré mirando por eones.