sábado, 23 de febrero de 2008

LARACHE IV - 1951
SOLEDADES Y TERRAZAS
Por entonces yo no sabía porque mis padres me animaban casi cada tarde a jugar y estar solo en la terraza. La terraza de nuestra vivienda marroquina era grande y en un ricón tenia un habitáculo que era lavadero y almacen. Allí, en verano, siempre había en medio de una palangana profunda y grande una gran barra de hielo la cual yo lamia con mi lengua mientras metía mis manos en el agua helada. Una vez satisfecho solía volver a la terraza, en medio de un silencio caluroso y aterrador solo roto por el canto de lo que hoy sé que eran cigarrras pero entonces pensaba que eran pájaros malos.

Sol, terrazo caliente, pantalones cortos, piel ardiendo, lengua más llena de sed después de haber lamido el hielo, cric cric, crac crac,. cric cric, crac crac... aburrumiento, miradas a la calle, nadie.... tres de la tarde Marruecos.... de pronto una hoja de papel..., cuatro añitos y unas manos que doblan la hoja, un avión de papel, vuela y se pierde. Estoy triste... ¿Que estarán haciendo mamá y papá?
Vuelvo al cuarto que tiene sombra y meto mi cara en el agua helada para lavar mis lágrimas.