POÉTICA DE BOLSILLO
REINVIDICACIÓN DEL LLANTO
¿Quién puede asegurar que el llanto de un niño
es diferente al de un hombre?
Las fuentes del llanto infantil se pueden cegar
con amor y el amor es alimento. ¿Acaso el de los hombres no?
Los llantos del hombre pueden ser tan agudos
como los de un niño que tiene hambre.
Hambre es la palabra que alimenta todo llanto.
Hambre. En eso se resume toda pena.
Llora niño, llora hombre si tienes hambre
porque la única posibilidad que tienes
de obtener lo que te aplacaría el llanto
será el ser debidamente escuchado.
Llora hasta la desesperación
aunque te des vergüenza a ti mismo y si eres hombre
aprende del niño que llora sin culpa sin vergüenza
solo y nada menos que por apetito.
Tienes derecho a ser alimentado y si tienes hambre
llora para que alguien te mire y vea tu necesidad
y ponga en tu boca el alimento imprescindible.
LLora, grita, suplica, patalea,
que de todos los que te escuchen
alguien acudirá a saciarte
en un milagro de vida
que sostiene nuestra especie
cuyo destino es llorar
si la privan de lo más elemental.
El alimento que te den hará que crezcas entre nosotros,
sano, robusto, entregado y generoso
porque aprendiste a dar cuando te dieron
el alimento del amor verdadero
que tanto necesitabas.
Y, por favor ¡Deja de llorar que ya tienes nuestro amor!