POÉTICA DE BOLSILLO
LA ÚLTIMA PLAYA
Al final todo es una playa donde, pequeñito como eras, te asombrabas con las cosas dejadas por las olas y las mareas. Adolescente y con la mente febril por los últimos relatos de Emilio Salgari sabías indubitativamente que esos pecios provenian de mares lejanos. Te veo recogiéndolos y oliéndolos. En alguno de ellos incluso presentiste una cierta violencia, un olor a sangre y tu corazón de joven se proyectaba en imágenes de audacia, arrojo y determinación, nobleza y victoria.
La vida de las playas es gigántescamente más duradera que la de los humanos y por eso hoy, al pasear nuevamente por aquella que parecia una amiga confidente renqueando un poco pues ya no eres el joven de antaño, ella sigue siendo la misma y hoy parece no decirte nada, está muda. Aquella playa que en tu juventud parecia dialogar contigo entregándote sus secretos hoy solo te presenta en su arena silenciosa varios objetos y tu corazón late más deprisa pués aunque el sonido de las olas de la playa ya no te digan nada, crees sentir nuevamente el regalo de las mareas, la sorpresa de la aventura. Sientes que todavía eres joven pués la arena es firme, el mar cadencioso y brillan objetos semiocultos en ella.
Y es justamente cuando observas aquel reloj que estuvo en tu pared medio enterrado y herrumboso, un colchón lleno de excrementos de gaviotas en el que habias amado a mujeres que ya no están, una mesa de madera noble que ha aguantado no sin cicratices decenas de temporales y discusiones sumergidas en las aguas del olvido. Una muñeca que regalaste a tu hija eones atrás. Un album de fotos borrosas donde las caras se difuminan y los paisajes parencen decorados expuestos a la lluvia, aquella caja de naranjas y unas llaves de una puerta que no recuerdas flotando entre las olas de la orilla pués el pomo que las reune es aquel trozo de madera que puliste con tus propias manos y llevaba inscrito su nombre que ahora eres incapaz de leer.
Te desnudas y penetras alegremente en el mar insoslayable del tiempo.