domingo, 16 de enero de 2011

POÉTICA DE BOLSILLO
RA
Se han puesto de acuerdo todos los relojes del planeta
en cambiar simultáneamente de estado en momentos determinados
que llaman segundos.

Ya me gustaría que las mujeres y los hombres
que sufren su tiranía también se pusieran de acuerdo
en cosas más humanas que marcar todos a la vez el paso.

Los relojes se precian de tener una esfera
pero es una esfera plana, oximorón donde los haya,
y la nuestra es más complicada pues parece ser
de la misma forma que una duda:
Sólida redondez de tres dimensiones y muy pesada.

Los relojes se intentan adaptar a nuestra verdadera
topología esférica y no han tenido más remedio que acudir
al patético invento de los husos horarios
que vienen a ser nuevas fronteras para establecer
no ya la diferencia del origen involuntario
o de la patria amable que solo es un campo o una ciudad,
y, como dijo el poeta, siempre una infancia,
sino la diferencia entre poderosos y esclavos.

Propongo una revolución pragmática,
sin utopías engañosas: No podemos derogar la cruel marcha
empecinada hacia delante del tiempo
pero podríamos acabar con todos los relojes
siendo puntuales tan solo por instinto y respeto a la cita,
liberar nuestras muñecas del ritmo sincopado que las rodea,
disfrutando de la lentitud y la contemplación,
sin sincronizarnos con las temporadas del mercado
y sin tantas otras cosas que, por evidentes, me da pereza comentaros.

Propongo que solo haya un único reloj: El sol.