SUS MANOS
Sus manos, doble pentagrama airoso
que en cada uno de sus dedos lleva una nota,
desde el Do menor hasta el Si mayor,
acarician mi cabello gris
en un acto filial de amor insuperable.
Largas falanges de esperanza se mueven
entre mis cabellos colonizándolos con nuevas ideas
o se apartan manoteando en el aire, decorando sus deseos
con cortinas de aspavientos que pretenden
alejar los negros augures que se aproximan.
El molino de sus dedos se para en su boca
cuando dice una tontería que a ella misma le asombra
y queda plantada en el silencio como un payaso
cuando calcula el daño que su exagerada broma ha causado,
tapando sus labios, limpiándolos de esa risa tonta.
Si sus ojos enormes y abrumadores tuvieran dedos,
a todos nos habría atrapado entre ellos.
Como no es posible, utiliza sus bellísimas manos
para consolarnos y peina nuestras ideas y cabellos.