LA PRIMERA TELARAÑA, EL PRIMER MIRTO, EL PRIMER NIDO Y LA PRIMERA DELICOSA SOLEDAD EN LA DISTANCIA
Hoy sé que en aquella excursión que hice con cuatro años exploré tan solo dos hectáreas que contenían el mundo entero; estaría dispuesto a relatarla, tal como hizo Homero pero Penélope insiste en que me pruebe una bufanda.