Me olvídaría de la memoria,
retándola en su propio patiolleno del limo de la nostalgia y le diré:
“No te reconozco, pues para ya nada
me sirves.
Soy quien puede delatarte;denunciar la necia influencia que pretendes
ejercer sobre mis recuerdos,
depositando sobre ellos tu niebla,
cubriéndoles de tinieblas.
Vivo cada día la vieja experiencia
de ser quien soy y tú tratas de pervivir
en mi consciencia con objetivos nada claros
que son propios de un carácter rencoroso,
hurgando en mi pasado como un gusano,
ansioso por devorar mis recuerdos”.
La memoria no sirve para nada
y su elogio está fuera de la modade quien vive el día a día
como una experiencia nueva.