jueves, 18 de octubre de 2012
DON'T DISTURB
La soledad es un bulbo que crece en nuestra vida creando capas de silencio a medida que el cuerpo se acerca más a la tierra. Los demás perciben ese acercamiento y se alejan de nosotros porque les espanta su futuro que representamos: El corazón viejo, el desencanto, nuestro patetismo que ellos mismo crean para tranquilizarse y nos dicen: ¡No molestes con tu cosas!. Si añaden un "por favor" puedes darte por contento.
Desconocen nuestro amor porque no lo escenificamos sino en pequeños actos que pasan desapercibidos dado que se espera mucho más de nosotros, los viejos. Unas veces esperan que seamos jóvenes y veamos el mundo como ellos lo ven, otras que seamos firmes como dunas inmóviles, otras que renunciemos a acercarnos a ellos para transpasarles nuestra experiencia, otras nos utilizan para discutir y madurar sus ideas. Les gustan los viejos a condición de que nosotros no lo seamos, que no nos mostremos como tales. Generalmente nos quieren viejos pero sin criterio. Desean sobre todo, ser escuchados.
Cerca del final de nuestra vida el corazón ya es un bulbo que late con esfuerzo porque tiene muchas capas, muchas experiencias y le cuesta bombear vida en las entrañas de esos cuerpos que nos han ido acompañando a nosotros y a los demás.
Lo curioso es que cuando nuestro corazón se rompa, abierto por el culminante momento de la vuelta al Universo de donde procedemos, todos llorarán.
Queda demostrado que nuestros corazones son cebollas enterradas en el pecho, cargaditas de lágrimas.
Dado que la eternidad es el hotel más vasto y amplio quiero que en la puerta que he de transpasar cuelgue el letrero "DON'T DISTURB". ( "ANYMORE")