jueves, 14 de febrero de 2008

LARACHE III - 1950



En Larache había un cine: El Principal. Mis padres me habian llevado a él dos veces pero resultó un fracaso porque en cuanto se apagaban las luces me ponía a llorar insistentemente. La segunda vez mi madre me recogió en su pecho pero cuando vi en plano subjetivo aquel autobús que se nos venía encima grité como un desesperado y salimos todos del cine.

Llegó el verano y una de aquellas tardes que mi padre me llevaba a pasear mientras mi madre estaba a lo suyo se encontró con un amigo con cuya mujer estaba precisamente mi madre y charlaron un rato. Entonces el amigo le propuso a mi padre que ya que estaban cerca del cine de verano del casino militar fueran a ver una película. Mi padre dijo que yo era incapaz de ver una película que me asustaba que pataleaba y lloraba y, cosas de la vida, el amigo de mi padre me dijo si quería ir al cine y yo le dije que sí. Los niños sabemos ser crueles.

Cuando llegamos a casa mi madre le preguntó como había ido la tarde y mi padre le dijo que muy bien fuimos al cine. Al cine dijo mi madre. Si. Y el niño qué. Aplaudiendo toda la película. Me miraron con extrañeza y cierta preocupación.


FIN DE MI DISGUSTO POR EL CINE.