miércoles, 23 de enero de 2008

Baldaio para principiantes - 12
NOCHES CÁLIDAS

Tus codos apoyados en la arena, el cuerpo estirado y las piernas dobladas mientras vamos de confidencias y miramos las puntas de las cañas que se mueven al ritmo de las olas.
Vemos pasar aviones y algún satélite mientras el mar se va desperezando comenzando la subida de su marea.
Los planetas y las estrellas titilan mientras vamos hablando. Y es posible ver las sombras de dos delfines haciendo el cortejo saltando sobre el mar. Te lo deseo.
No hace frío, el aire está quieto y ya no hay que preocuparse por pisar galletas de petróleo.

Son las dos de la madrugada. El monótono murmullo de las olas tranquilas nos arrulla y hace que nuestras voces sean tranquilas y acogedoras. De pronto, tu caña cae al suelo, no estaba bien clavada o la pieza es enorme. “Cógela”, te digo y tal como te enseñé por la tarde, comienzas a retrocer pasos y sientes la excitante vibración de un ser que hasta ese momento era libre. Entonces con cierto nerviosismo para ti desconocido, te aturullas al recoger el sedal. Ya estoy a tu lado y te ayudo. Cuando ves en la arena ese animal plateado sientes dentro de ti una gran contradición: La de la persona sensible y la del cazador que se ha ganado su sustento.