CORREDOIRAS

Puedes hacer dos clases de excursiones: La que basa tu ritmo en el tiempo que dispones o la que lo basa en lograr tu objetivo.
Lo que Baldaio permite, dentro de su geografía, es que cambies el objetivo en cualquier momento.
Lo que iba a ser el alcance de una cumbre se tranforma en un largo diálogo con un campesino o el disfrute de unas piedras centenarias iluminadas por el sol del atardecer.
Baldadio te permite cambiar de planes en cada momento y el tejido de sus caminos permiten la rectificación inmediata de acuerdo con tu sensualidad caprichosa.
Si a veces llueve en Baldaio, lo que te está proponiendo es que visites sus corredoiras cuando nadie está en ellas. La humedad eleva los aromas, la lluvia te hace sentir explorador esforzado y al final, si no un rayo de sol vibrante, te espera un buen vaso de albariño que viene a ser lo mismo: El sol condensado en un aroma.