AMISTAD
Nada como tú para que yo exista
pues me conoces y me confirmas
mucho más que yo mismo.
Mis idas y venidas,
mis entusiasmos y desánimos
los observas con mucha más templanza
de la que mí me es permitida
para saber lo que me pasa.
Tengo celos de las facultades
que tienes por ser el Otro:
El que me ve pasar
y que algún día explicará
mis trayectorias erráticas
sobre la pizarra del olvido
que tiende a borrarse sola.
Acepto tu presencia
y si quiero conocerme,
concluyo que lo mejor
es compartir contigo mis placeres
hermanándolos con los tuyos,
dejando el justo lugar
que le corresponden a las angustias.
Después de tantos años
he comprendido la fuente de la amistad:
El placer del conocimiento propio
que obtenemos mutuamente.
"¿Y para algo tan obvio
y ancestralmente conocido
has tenido que molestarte
en escribir estos imperfectos versos?",
me preguntas.
"Sí, para pensar seriamente en ti
y lo que tenemos entre las manos
y como lo manejamos", respondo.
Nada como tú para que yo exista
pues me conoces y me confirmas
mucho más que yo mismo.
Mis idas y venidas,
mis entusiasmos y desánimos
los observas con mucha más templanza
de la que mí me es permitida
para saber lo que me pasa.
Tengo celos de las facultades
que tienes por ser el Otro:
El que me ve pasar
y que algún día explicará
mis trayectorias erráticas
sobre la pizarra del olvido
que tiende a borrarse sola.
Acepto tu presencia
y si quiero conocerme,
concluyo que lo mejor
es compartir contigo mis placeres
hermanándolos con los tuyos,
dejando el justo lugar
que le corresponden a las angustias.
Después de tantos años
he comprendido la fuente de la amistad:
El placer del conocimiento propio
que obtenemos mutuamente.
"¿Y para algo tan obvio
y ancestralmente conocido
has tenido que molestarte
en escribir estos imperfectos versos?",
me preguntas.
"Sí, para pensar seriamente en ti
y lo que tenemos entre las manos
y como lo manejamos", respondo.