martes, 29 de noviembre de 2011

CAZA NOCTURNA

El Duc no sabe dormir durante la noche,
escenario esférico, craneal,
saturado de fantasmas
que tropiezan entre ellos
como actores noveles
en el cabaret de la vida.

El Duc mira, gira el cuello,
calculando el ataque silencioso
que llevará a cabo
si algún pensamiento se manifiesta.

En su rama, la oscuridad es perfecta.

El Duc se ha decidido
y vuela silenciosamente hacia la idea,
alimento de las noches solitarias que le esperan.

El aire pesaba tanto como el silencio,
la oscuridad no tenía lazarillo
para su ciego vuelo de ortografía arabesca.

Un ratoncillo asustado
en forma de idea,
casi sin lamentarlo,
le entregó finalmente su futuro
con el que pretende alimentarse
muchas noches después de ésta.

En su rama, la oscuridad seguía siendo perfecta.